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domingo, 9 de septiembre de 2018

Anime, el mayor enemigo de Rusia desde el capitalismo.

Ha llegado el momento de erradicar esa gran amenaza para la madre Rusia, el capita… no, el anime japonés.


Los rusos, aquella progenie de hombres y mujeres que nacen bajo el hielo, que aprenden a luchar con osos a puño limpio o apenas armados con un diminuto cuchillo, esta raza de súper hombres que conquistaron el espacio con Yuri Gagarin y la sonda Sputnik… encontraron su Kriptonita, nada más y nada menos que en los muñecos de ojos grandes dibujados por los vecinos del sur: el anime.

De acuerdo a The Moscow Times (vía Comic Book) la grande madre Rusia encontró una conexión entre la tasa de suicidios de niños con el anime, lo cual se volvió un argumento contra el anime.

Comic Book cita una declaración proporcionada por la agencia de noticias RIA Novosti, atribuida a Yelena Ivanova, una experta del Centro de Protección contra las amenazas de Internet:

"Hacen un montón de caricaturas de calidad en Japón. No son peligrosas si no las ves todo el día. Es totalmente otra situación si tus personajes son adolescentes, como la audiencia, que también son homosexuales, que fuman y beben, que de pronto cortan sus venas. Por supuesto, la raíz del problema es mucho más profunda que las caricaturas, pero éstas están adaptadas para esta clase de niños".

El mero, mero, el hombre a cargo del centro, Vladimir Rogov, fue más aguerrido en su declaración de cómo afecta el contenido del anime a la soberana Rusia:

"Es lo mejor restringir el acceso a los grupos más cuestionables: incluso si funciona de forma subliminal, el contenido lentamente irá “penetrando en el cerebro”. Estamos en contra de las medidas radicales, pero es tiempo de poner a la cultura del anime en Rusia por el camino correcto."

Los argumentos en contra de estas producciones no parecen muy alentadores para una nación que intenta alejarse de su pasado totalitarista, decir que la homosexualidad en pantalla es un detonante para que los jóvenes decidan dejar este mundo, luce soberanamente ridículo. Pero vea usted, hay quien lo toma realmente en serio. Por otra parte, la mención a “grupos cuestionables”, vuelve algo cuestionable la posición de esta idiosincrasia y los coloca en la lista de la próxima gran masacre genocida (cuanta xenofobia pueden albergar, ni siquiera ciertos mandatarios tienen tanto odio en su corazón).

La cultura del anime se ha extendido por el mundo como un moho verdoso consumiendo las paredes, ha penetrado la cultura del cine, la música, la moda, el arte… hasta la morbosidad de la gente ha cambiado gracias a esta industria millonaria que produce millones de dólares al año y cuya base de seguidores más grande (curiosamente) se encuentra lejos del país nipón específicamente al otro lado del mundo, en Sudamérica.

Nada podemos hacer para salvar a Goku y a sus amigos de las tiránicas fuerzas de la verdad y el amor. Esa maldad latente en los “monos chinos” es comparada a cuando en México acusaron a Dragon Ball y a los Caballeros del Zodiaco de ser satánicos, la respuesta mexicana de las tías mochas no se hizo esperar y casi excomulgan a los primeros otakus del país… así que no se sorprendan que cuando esta noticia llegue a las cadenas de Whatsapp, comiencen a repetir estas palabras de Rogov o de Ivanova.

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